Publicado el 11 de septiembre, 2014
Una de cada cinco personas padece o corre el riesgo de padecer trastornos alérgicos.
¿Qué es la alergia?
Uno de los medios de defensa del organismo frente a la agresión de sustancias tóxicas o microbianas es la producción de otras sustancias (anticuerpos) que las neutralizan o destruyen. Este proceso biológico defensivo se denomina inmunidad.
Por otro lado, el factor responsable de una reacción alérgica se llama alergeno. Cuando este ingresa al organismo, sea por inhalación, ingestión o por contacto con la piel, este reacciona en forma exagerada y libera una sustancia llamada histamina, la cual es responsable de los signos y síntomas de las diferentes alergias.
La más común es la rinitis alérgica, es decir la inflamación de la mucosa nasal frente a estímulos ambientales a veces banales, como polen, ácaros, polvo ambiental u el pelo de los animales. Esta forma de rinitis se presenta sobre todo en primavera y en otoño, y se manifiesta por aumento de la secreción mucosa nasal, congestión nasal, estornudos frecuentes, picazón nasal, tos y, en ocasiones, congestión conjuntival. Estos síntomas se presentan en forma episódica (aguda) cada vez que el individuo se enfrenta a la sustancia responsable. Puesto que la causa de este trastorno se debe, especialmente, a la predisposición personal, el alejamiento del paciente de los factores responsables de la alergia es la única solución definitiva. Los antialérgicos y descongestionantes suelen ser de gran ayuda para aliviar los síntomas.
Factores desencadenantes de la alergia
Como controlar los factores desencadenantes